Sujeto su cuerpo entre mis manos. Su cuerpo cálido y pequeño. Y frágil. E inocente. Mis manos callosas y llenas de cicatrices.
No pensé que se pudiera desear con tanta fuerza que alguien se quedase a tu lado y se alejase a la vez. Del hambre. De esto que ha quedado y que no son más que ruinas. En la calle y en el alma.

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