Ya no sé sobre qué escribir.
El tren llamado La Realidad ha pasado por delante de mí, despeinándome, como burlándose de mí mientras giraba la curva del túnel. Y dentro de los vagones, ahí, mirándome. Los hijos de puta.
No sé qué coño estoy haciendo aquí.
Me he despertado de repente, con la respiración agitada y un mal presentimiento. Las hostias que me han dado, y que me he dado, y ese "¿Qué voy a hacer?" han sido la alarma del despertador.
Joder, con lo bien que estaba yo dormida.

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