Ante mí se alza un muro.
De esos que dividen. Los ideales, los pensamientos, los sueños y ese tira y afloja que tienes siempre en tu interior, en el que tu instinto y tu odio discuten con tu conciencia y tu sentido común. Una guerra a dos bandos, en la que probablemente nadie gane.
Sólo conseguirán confundir aún más a esa cabeza tuya repleta de inseguridades, miedos e incertidumbres.
Ante mí se alza un muro, como el de Pink Floyd. Sí, justo como ese.
Y tú eres sólo otro de los ladrillos que lo forman.
Ante mí se alza un muro.
De esos que impiden el paso, por el que trepan las enredaderas del tiempo y donde ya no crecen flores.
De esos que salen en mitad de la nada, tan altos que no puedes saltarlos, tan fuertes que no puedes romperlos, tan largos que no puedes rodearlos.
Aunque sabes que tienes que cruzar al otro lado.
Ante mí se alza un muro.
Y al otro lado estás tú.
¿O tal vez tú seas el muro?

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